Atrás de la raya que estoy trabajando»

CAMALEÓN  Alfredo Bielma Villanueva

Ese ánimo demoledor de instituciones no solo preocupa a quienes en México sopesan las virtudes de mantener un Pode Judicial autónomo, ajeno a inquietudes políticas, integrado por individuos calificados en materia jurídica, escogidos y nombrados después de haber sido rigurosamente evaluados. También desde fuera del país se escuchan voces de preocupación, entre ellas la de la Administración de Control de Drogas (DEA), agencia de seguridad de los EE. UU., cuya opinión relativa a la reforma constitucional del Poder Judicial se mide con la preocupación de que la delincuencia promoviera la candidatura para jueces de abogados afines a sus propósitos. La respuesta del presidente López Obrador ha sido directa e inmediata: “Con todo respeto quiénes son ellos para decidir sobre asuntos que corresponden a los mexicanos, quién les autorizó a ellos a meter su cuchara en asuntos nuestros…”, pero esa respuesta no se escuchó cuando el embajador Ken Zalazar manifestó igual preocupación al asegurar que prefiere un Poder Judicial autónomo que garantice el Estado de Derecho. Esta es una reforma de gran calado que mantiene  en vilo a los inversionistas del país y foráneos, a sectores importantes de la opinión pública, y a juristas cuya propuesta de ventilar el contenido y los efectos de esa reforma a la Constitución ha sido sistemáticamente desoída por el presidente López Obrador, a quien al parecer se le queman las habas por dejar concluido ese tema antes de entregar la banda presidencial a su sucesora, quien por cierto ya ha avalado el proyecto, de allí que el presidente pida a la DEA y opositores a la DEA (desde donde señalan que los 13 cárteles que operan en el país ya se aprestan a proponer candidatos a jueces) no entrometerse y queden “detrás de la raya” porque está trabajando para el pueblo