Una vez finalizado el proceso electoral 2023-2024, la agencia de consultoría Integralia, de Luis Carlos Ugalde, dio a conocer su Reporte final de violencia política.
La citada empresa, especialista en análisis de temas político-electorales, señala que las elecciones recientemente concluidas fueron las más violentas de la historia moderna de México.
Entre septiembre de 2023 y la jornada electoral del 2 de junio, se documentaron 889 víctimas de violencia política, incluyendo 39 homicidios de aspirantes o candidatos.
Las víctimas se dispararon en 197 por ciento, en comparación con el proceso de 2021; y 138 por ciento frente a 2018. Las entidades con más casos fueron Guerrero, Michoacán y Chiapas.
Destaca Integralia: “el crimen organizado sometió a muchos municipios para fortalecer sus redes de impunidad: 75% de los ataques contra candidaturas se concentró en el ámbito municipal. Del mismo modo, 92% de las candidaturas asesinadas buscaban un puesto de elección en dicho nivel de gobierno, principalmente presidencias”.
De los 10 meses del proceso electoral, marzo, abril y sobre todo mayo fueron los más violentos; ese trimestre sumó 127 asesinatos contra actores políticos.
Los datos –agrega el reporte– sugieren que la violencia política fue un factor determinante en algunos resultados de elecciones locales.
Las conclusiones del citado reporte alertan “después de las elecciones, habrá más territorios con menores oportunidades de desarrollo, competitividad y libertad: los grupos criminales ejercen violencia político-electoral para poner a los nuevos gobiernos a su servicio e incrementar su control sobre los territorios locales. Después de las elecciones, habrá más regiones bajo las reglas del crimen organizado, lo que incrementa de forma cotidiana los riesgos políticos, económicos y sociales para comunidades, organizaciones y empresas”.
Sin embargo, también establece: el gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad de ejecutar “una política nacional para contrarrestar el control territorial del crimen organizado por varias rutas: disolución de las bases sociales del crimen, neutralización de generadores de violencia y desmantelamiento de mercados ilícitos…”
En el estudio, hay puntos importantes; por ejemplo, la suma de las víctimas de PAN, PRI y MC equivale a las de Morena: 294 casos. La 4T fue la alianza que más aportó víctimas de la violencia en el reciente proceso electoral.
En términos generales, los mayores casos de agresiones se registraron en aquellas entidades con elecciones municipales; al no ser el caso de Veracruz, podríamos decir que este estado no presentó cifras alarmantes: se documentó un asesinato contra un aspirante a cargo público, Manuel Hernández, de Morena, quien buscaba la candidatura a la diputación local por Misantla; ello ubica a Veracruz fuera de la lista de los territorios más violentos del país para quienes se dedican a la actividad política.
@luisromero85
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Los veracruzanos enfrentan en carne propia el campo minado
que sembró Cuitláhuac García. Batió récord en los delitos de alto impacto social. Más que una burla es una brutal infamia el discurso oficial de que los ‘morenistas’ no son como sus antecesores o los neoliberales.
Más que los ‘otros’, los morenistas agravian a la sociedad civil con sus discursos demagógicos, huecos y corruptelas que se han ido destapando de la caja de Pandora del intríngulis político del gobierno de Veracruz.
La corrupción y opacidad no solo es su epicentro en los cuerpos policiacos, donde la propia gobernadora admite el cese de más de 200 policías por actos de corrupción, si no en la mayoría de las dependencias de la administración pública, que de alguna manera avaló la titular del ORFIS, Delia González Cobos.
La inseguridad público que provoca el crimen organizado con los 14 cárteles de la droga en la geografía veracruzana, continúa y seguirá siendo el talón de Aquiles del gobierno de la señora Claudia Sheinbaum y de Veracruz con doña Rocío Nahle.
Se demostró con hechos, estadísticas y de las principales agencias de seguridad internacionales y de EU que la estrategia anticrimen del sexenio de talibán de Macuspana fue un auténtico fracaso y con evidentes ligas de complicidad aviesa. Una fiesta para la mafia de los cárteles de la droga.
Veracruz y el país viven un surrealismo político peor al que heredó el viejo PRI. Bastaron seis años del defenestrado gobierno de Morena con Cuitláhuac García para demostrar que la entidad cayó en un retroceso al igual que el país por más de tres décadas.
Los problemas de alto impacto social se agravaron con el plus de la ineficiencia, el oportunismo, la improvisación, el cuatachismo, el amiguismo y el trapecismo del poder público.
Se gobierna con el hígado. El cambio que promueven los programas sociales de la cuatroté son cosméticos, por encimita, clientelar y violando recurrentemente la ley electoral y la Constitución política local, ante la complacencia e indiferencia del OPLE local.
Veracruz es un campo minado. Los periodistas críticos y medios de comunicación impresos, televisivos y digitales independientes son considerados en los entresijos del poder público como adversarios. El naciente régimen de la cuatroté busca acabar a los mensajeros críticos sin conceder una gota de publicidad para que cierren sus cortinas.
Los periodistas y medios de comunicación no son instituciones de beneficia pública. La radio, la TV, la prensa escrita y los medios digitales viven de la publicidad. Están equivocados si pensaban que los medios de comunicación están en la antesala de su sepultura. Hay otros sectores que pagan gustosamente su publicidad.
La ley en Veracruz se aplica para los adversarios, enemigos y críticos independientes. Para los amigos, cortesanos y sumisos la ley es letra muerta, no hay estado de derecho; se gobierna con a utoritarismo, con leyes espejo de una autocracia.
La autocracia convive con la cleptocracia. Veracruz forma parte del ‘país bananero’ que los críticos, intelectuales y artistas nos comparen como los más retrogradas del mundo.
Hasta ahora ha sido recurrente en Veracruz la hidra de la inseguridad pública, los conflictos laborales de la SEV, la crisis hídrica, el desvío de fondos y el desfalco que dejó exgóber a Cuitláhuac García, las cuentas públicas sin aclarar de la mayoría de los 212 alcaldes y la falta de recursos públicos de la Sefiplan, por citar algunos.
Según críticos y expertos en seguridad, en Veracruz se han disparado los delitos de alto impacto social como secuestros, extorsiones, embargos, emboscadas, ajustes de cuentas y plagios a policías. La corrupción de los altos mandos y medios policiacos está a la orden del día.
En este epílogo hay una sombra que Veracruz no se puede quitar. Hay adeudos por pagar a proveedores que heredó el gobierno priista de Javier Duarte. Cuitláhuac García desapareció olímpicamente la partida oficial para pagar a los proveedores que enfrentan las de Caín. Son adeudos legales. Pero la narrativa ha estado en la opacidad de la señora gobernadora.
García Jiménez elevó la deuda de SEV por el pago de impuestos del SAT, el ISSTE y el IPE con el desvío de fondos que le encubrió el ORFIS, su tapadera.
Los retrasos que se han registrado en los pagos de la SEV se deben a que el gobierno no tiene dinero suficiente. Y esto quiere decir que no hay dinero para reparar las intransitables carreteras del Estado que están erosionadas por la falta de mantenimiento, materiales de mala calidad, obras coronados por la corrupción, la igual que los centros hospitalarios del Estado.
El boom turístico para Veracruz va en picada. Mientras la Federación suda y suda los recursos federales de los estados. ¡Bendita autonomía y soberanía de Veracruz! Una cosa es la campaña política y otra es ser gobernador. ¿O no es así? Sólo en la tierra de los ciegos, el último es rey.
Veracruz: campo minado
Por: Gaudencio Garcia Rivera
PLANA MAYOR Gaudencio García Rivera
Los veracruzanos enfrentan en carne propia el campo minado
que sembró Cuitláhuac García. Batió récord en los delitos de alto impacto social. Más que una burla es una brutal infamia el discurso oficial de que los ‘morenistas’ no son como sus antecesores o los neoliberales.
Más que los ‘otros’, los morenistas agravian a la sociedad civil con sus discursos demagógicos, huecos y corruptelas que se han ido destapando de la caja de Pandora del intríngulis político del gobierno de Veracruz.
La corrupción y opacidad no solo es su epicentro en los cuerpos policiacos, donde la propia gobernadora admite el cese de más de 200 policías por actos de corrupción, si no en la mayoría de las dependencias de la administración pública, que de alguna manera avaló la titular del ORFIS, Delia González Cobos.
La inseguridad público que provoca el crimen organizado con los 14 cárteles de la droga en la geografía veracruzana, continúa y seguirá siendo el talón de Aquiles del gobierno de la señora Claudia Sheinbaum y de Veracruz con doña Rocío Nahle.
Se demostró con hechos, estadísticas y de las principales agencias de seguridad internacionales y de EU que la estrategia anticrimen del sexenio de talibán de Macuspana fue un auténtico fracaso y con evidentes ligas de complicidad aviesa. Una fiesta para la mafia de los cárteles de la droga.
Veracruz y el país viven un surrealismo político peor al que heredó el viejo PRI. Bastaron seis años del defenestrado gobierno de Morena con Cuitláhuac García para demostrar que la entidad cayó en un retroceso al igual que el país por más de tres décadas.
Los problemas de alto impacto social se agravaron con el plus de la ineficiencia, el oportunismo, la improvisación, el cuatachismo, el amiguismo y el trapecismo del poder público.
Se gobierna con el hígado. El cambio que promueven los programas sociales de la cuatroté son cosméticos, por encimita, clientelar y violando recurrentemente la ley electoral y la Constitución política local, ante la complacencia e indiferencia del OPLE local.
Veracruz es un campo minado. Los periodistas críticos y medios de comunicación impresos, televisivos y digitales independientes son considerados en los entresijos del poder público como adversarios. El naciente régimen de la cuatroté busca acabar a los mensajeros críticos sin conceder una gota de publicidad para que cierren sus cortinas.
Los periodistas y medios de comunicación no son instituciones de beneficia pública. La radio, la TV, la prensa escrita y los medios digitales viven de la publicidad. Están equivocados si pensaban que los medios de comunicación están en la antesala de su sepultura. Hay otros sectores que pagan gustosamente su publicidad.
La ley en Veracruz se aplica para los adversarios, enemigos y críticos independientes. Para los amigos, cortesanos y sumisos la ley es letra muerta, no hay estado de derecho; se gobierna con a utoritarismo, con leyes espejo de una autocracia.
La autocracia convive con la cleptocracia. Veracruz forma parte del ‘país bananero’ que los críticos, intelectuales y artistas nos comparen como los más retrogradas del mundo.
Hasta ahora ha sido recurrente en Veracruz la hidra de la inseguridad pública, los conflictos laborales de la SEV, la crisis hídrica, el desvío de fondos y el desfalco que dejó exgóber a Cuitláhuac García, las cuentas públicas sin aclarar de la mayoría de los 212 alcaldes y la falta de recursos públicos de la Sefiplan, por citar algunos.
Según críticos y expertos en seguridad, en Veracruz se han disparado los delitos de alto impacto social como secuestros, extorsiones, embargos, emboscadas, ajustes de cuentas y plagios a policías. La corrupción de los altos mandos y medios policiacos está a la orden del día.
En este epílogo hay una sombra que Veracruz no se puede quitar. Hay adeudos por pagar a proveedores que heredó el gobierno priista de Javier Duarte. Cuitláhuac García desapareció olímpicamente la partida oficial para pagar a los proveedores que enfrentan las de Caín. Son adeudos legales. Pero la narrativa ha estado en la opacidad de la señora gobernadora.
García Jiménez elevó la deuda de SEV por el pago de impuestos del SAT, el ISSTE y el IPE con el desvío de fondos que le encubrió el ORFIS, su tapadera.
Los retrasos que se han registrado en los pagos de la SEV se deben a que el gobierno no tiene dinero suficiente. Y esto quiere decir que no hay dinero para reparar las intransitables carreteras del Estado que están erosionadas por la falta de mantenimiento, materiales de mala calidad, obras coronados por la corrupción, la igual que los centros hospitalarios del Estado.
El boom turístico para Veracruz va en picada. Mientras la Federación suda y suda los recursos federales de los estados. ¡Bendita autonomía y soberanía de Veracruz! Una cosa es la campaña política y otra es ser gobernador. ¿O no es así? Sólo en la tierra de los ciegos, el último es rey.