La compleja relación binacional con EU
La relación entre nuestro país y la Unión Americana ha sido históricamente compleja, marcada por la interdependencia económica, cultural y social, pues en la nación vecina viven casi 40 millones de nuestras y nuestros compatriotas de primera, segunda y tercera generación.
Sin embargo, en los últimos años, este vínculo se ha visto gravemente afectado por dos problemas que requieren atención urgente: la gran demanda de drogas en EU y el flujo descontrolado de armas hacia México. Ambos fenómenos exacerbaron la violencia en nuestro país —y, con ello, las muertes y afectaciones económicas—, pero también evidenciaron la falta de compromiso de Estados Unidos para abordar las causas profundas de esta crisis binacional.
Por un lado, Eu es el principal consumidor de drogas a nivel mundial. Su demanda alimenta el negocio millonario de los cárteles mexicanos, que han convertido a nuestro territorio en un campo de batalla. Sin embargo, mientras México destina recursos significativos para combatir el narcotráfico, incluso a costa de la vida de miles de habitantes y elementos de las fuerzas de seguridad, Estados Unidos ha fallado en implementar programas robustos de prevención y rehabilitación de adicciones. La falta de políticas públicas efectivas para reducir el consumo de drogas en su territorio es una omisión grave que perpetúa el ciclo de violencia en ambos lados de la frontera.
Por otro lado, el flujo ilegal de armas desde EU hacia México es un problema que no puede ser ignorado. Según cifras oficiales, más del 70 por ciento del armamento incautado en nuestro país proviene de la Unión Americana. Estas armas, muchas de ellas de alto poder, son utilizadas por los cárteles para cometer actos de violencia, aterrorizar a la población y desafiar al Estado mexicano. A pesar de las reiteradas peticiones del Gobierno de México para que fortalezcan los controles en la venta de armas, las autoridades estadounidenses no han tomado medidas suficientes para detener este flujo mortífero.
Es urgente que Estados Unidos asuma su corresponsabilidad en esta crisis. No basta con que México siga llevando el peso de una guerra que no inició. Se necesitan acciones concretas: programas integrales antiadicciones que reduzcan la demanda de drogas; controles más estrictos en la venta de armas, y una verdadera cooperación binacional para combatir al crimen organizado.
La relación bilateral nunca ha sido sencilla, somos principales socios comerciales, compartimos una de las fronteras mas grandes del mundo y, en consecuencia, sus desafíos. Es inconcebible pensar en nuestros países, sin la estratégica colaboración de ambos para el desarrollo y crecimiento mutuos, haciendo de América del Norte una de las regiones más competitivas y fuertes del mundo en todos los sentidos.
No nos distraigamos del problema central de la relación binacional con Estados Unidos… Es necesario que ese país reconozca su papel en esta problemática y trabaje junto a México en soluciones efectivas. El incremento de aranceles al acero y aluminio no es la solución, de eso no hay duda. La seguridad de nuestros pueblos depende de ello. No podemos permitir que esta relación siga siendo un desequilibrio peligroso que cobra vidas y socava el futuro de ambas naciones.