Informe Rojo Mussio Cárdenas Arellano
- De los “levantados” en Coatzacoalcos al crimen de Totalco
- 10 años aterrorizando a Veracruz
- Tortura, violaciones, desaparición, homicidio
- Y a Cuitláhuac sólo se le ocurre extinguirla
- Dante no se jubila
- Entripado por la secretaría a Maggie Santopietro
- Por encima de Tania, Sandra Collins, Eusebia
Extinguir a la Fuerza Civil no elimina la culpa ni la sangre, ni el crimen de Jorge y Alberto Cortina en Totalco, ni la desaparición de inocentes, ni la violación de una maestra, ni la tortura. Y no extingue, mucho menos, la complicidad del gobernador.
Disolver la Fuerza Civil no elimina la violencia policíaca, ni el régimen de terror, ni tanto atropello contra los veracruzanos de a pie, o el episodio de la mujer atacada en separos policíacos, o el hombre al que ataron a un tubo y le destrozaron los glúteos a tablazos como si no fueran elementos de una institución sino sicarios del crimen organizado.
Extinguir a la Fuerza Civil no exculpa a Cuitláhuac García de la tragedia en Totalco, ni del actuar sanguinario de su policía de élite, ni del silencio y la omisión cuando se alzaron las voces, y marcharon las víctimas, y gritaron los golpeados, y reclamaron justicia, y sólo hallaron oídos sordos y nadie los volteó a ver.
Si no hay Fuerza Civil, ya no existe –cree Cuitláhuac– sangre en sus manos. Pero la hay.
La Fuerza Civil es criminal y su extinción no es un acto de justicia; es una evasión.
Es el retrato de un cobarde. Es una fuga. Es el artificio de un mercachifle que hizo de la Secretaría de Seguridad un garrote de represión.
Son cientos de episodios en que la Fuerza Civil apalea a la sociedad evidenciando, a la par, que la delincuencia viste uniforme policíaco y habita en un santuario llamado Veracruz.
Creada por Javier Duarte, en 2014, la Fuerza Civil es un engendro que nació y creció para abusar y reprimir. Su historial es tétrico: desapariciones en Coatzacoalcos, tortura en Papantla, atropello en Isla, agresión a balazos en Cardel. Y así hasta donde la memoria alcance.
La Silla Rota, el portal en internet, exhibe el libro negro de la Fuerza Civil. Citan Miguel Ángel León Carmona y Yesenia Santos, autores del reportaje, nueve hechos protagonizados por la Fuerza Civil, dignos de la más podrida delincuencia.
Acumula 300 imputaciones por desaparición forzada incluyendo la del “exdirector de la Fuerza Civil, Roberto ‘N’, imputado por la desaparición de 15 personas en el año de 2013, cuando aún estaba adherido a la SSP, con el grupo denominado ‘los azules’ ”.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos “emitió 21 recomendaciones por abusos acreditados de la Fuerza Civil, la mayoría de estos agravios cometidos durante el gobierno del morenista Cuitláhuac García Jiménez, 17 de 21 recomendaciones”.
Y destaca un rosario de abuso, atropello, vejaciones, intimidación, tortura, desaparición y homicidio. Y en la mayoría de los casos reina la impunidad.
El agravio a la sociedad nace con Duarte, sigue con Miguel Ángel Yunes Linares y se estaciona con Cuitláhuac García Jiménez. Fueron 10 años de terror.
En septiembre de 2015, en el sexenio duartista, en menos de 24 horas aplicaron una razzia. Levantaron a 11 jóvenes. Se ufanaban que caerían “más delincuentes”. De la mayoría nada se volvió a saber. Su familiares, a la fecha, los siguen buscando.
El 6 de junio de 2016, la FC arremetió contra un joven que caminaba con su novia. Fue brutalmente golpeado y le aplicaron toques eléctricos. Por fortuna sobrevivió.
Ya en el gobierno yunista, el 14 de octubre de 2017, una mujer que trabajaba como checadora en el servicio de taxis fue requerida por la FC. La llevaron a las instalaciones de la Secretaría de Seguridad en Papantla. Accedió porque un día antes su hermano había sido detenido. Le exigían que diera información. Fue metida en un baño, la mantuvieron desnuda y le estuvieron tocando sus partes íntimas.
El 18 de junio de 2018, en Medellín de Bravo un hombre cometió el delito de “discutir” con un elemento de Fuerza Civil. Lo sacaron de su casa. Lo llevaron a la base. Fue atado a un tubo y durante horas lo golpearon en los glúteos con una tabla, al estilo narco.
Como pudo escapó. Llevaba puestas las esposas en las manos. Al llegar al río Jamapa, escuchó disparos pero se lanzó al agua, flotó y alcanzó la otra orilla. Unos hombres lo ayudaron a quitarse las esposas. Luego fue localizado por el comandante del Mando Único, quien le pidió las esposas. Si no las entregaba, amenazó con desaparecerlo.
Con Cuitláhuac García fue igual o peor. El 31 de diciembre de 2018 ocurrió el episodio de los mexicoamericanos que llegaron a vacacionar a Actopan, su tierra. FC allanó su hogar, les sembró armas, los golpeó y torturó. Horas después se había generado un conflicto diplomático. La embajada de Estados Unidos intervino pues eran residentes en aquel país y el más joven de la familia nació en suelo estadunidense.
Una maestra fue víctima de violación. El 15 de marzo de 2019, tras concluir su turno en la primaria, en Tlalixcoyan, abordó su vehículo para dirigirse a su domicilio en el puerto de Veracruz. Se detuvo a comprar un refresco. Fue abordada por elementos de Fuerza Civil, detenida junto con otras personas y confinada en un sitio donde las mujeres fueron separadas. Las violaron en diversas ocasiones.
El 11 de febrero de 2011, FC reprimió una manifestación en Isla. El pueblo reaccionó y quemó patrullas. Entonces los uniformados arremetieron contra los periodistas Julia Santín, Brígido López y Edna López. A Alberto Carmona lo golpearon y otros reporteros, Sergio Herrera y César Estrada, fueron privados ilegalmente de su libertad.
La respuesta del entonces secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, protegido de la hoy gobernadora electa, Rocío Nahle García, fue demencial. Según él, el crimen organizado estuvo “reclutando a algunos comunicadores de algunas de las regiones cercanas a Isla para llevarlos a filmar, a grabar y a hacer una serie de cosas a la hora que iba a estar planeando hacer ese evento. Nosotros actuamos responsablemente. Lo vamos a seguir haciendo. Internamente tenemos una investigación”. O sea, la amenaza.
En Villa Oluta, al sur de Veracruz, el 20 de julio de 2021, FC allanó un domicilio. Increpó a un hombre al que le exigía que revelara dónde tenía el dinero y las armas. Nada sabía. Entonces le vendaron los ojos y lo obligaron a disparar un arma y que sus huellas dactilares quedaran estampadas en los casquillos percutidos.
El 19 de diciembre de 2022, José Said Rizo Martínez, un joven repartidor se dirigía a Perote. Aún en Xalapa fue interceptado por dos integrantes de Fuerza Civil, quienes le exigieron que les diera el dinero que debía entregar. Fue llevado a un lugar llamado La Haciendita. No se volvió a saber de él. Ambos policías fueron detenidos y acusados de la desaparición y supuestamente de haberlo entregado a “sujetos armados”.
Totalco es el punto crucial. Fue el acabose. El crimen de Jorge y Alberto Cortina, la represión, los heridos, el allanamiento a decenas de casas, las viudas, los huérfanos, exhibió a la policía criminal y al gobernador criminal.
Y la solución de Cuitláhuac es encubrir a una corporación abusiva, infame, asesina, bajar el telón y tender un manto de impunidad.
La suya es complicidad. Lo suyo es burlar la justicia y la ley.
Si no hay Fuerza Civil, cree Cuitláhuac que no hay sangre en sus manos.
POSDATA
Dante, por supuesto, no se va a jubilar. Ofreció, prometió, que si Movimiento Ciudadano no obtenía más votos que los partidos de la oposición en la elección presidencial, se iría. Pero ahí seguirá, administrando los dineros, los haberes, el negocio que conlleva un partido político. “Si MC no saca más votos que los partidos tradicionales me retiro de la política”, dijo el alvaradeño, ex gobernador de Veracruz. No habló de alianzas. No habló de un bloque opositor. Mañosamente, Dante Delgado Rannauro se refirió a “los partidos tradicionales”. Y fuera del Partido Acción Nacional, que sí superó a Movimiento Ciudadano, por supuesto que MC tuvo más votos que el PRI y mucho más que el Partido de la Revolución Democrática, que hasta el registro perdió. El PAN registró 9 millones 644 mil; PRI, 5 millones 736 mil; PRD, un millón 121 mil; Partido Verde Ecologista de México, 4.6 millones; Partido del Trabajo, 3 millones 882 mil votos. Movimiento Ciudadano alcanzó 6 millones 204 mil votos; se ubicó como tercera fuerza electoral, sólo por debajo de Morena y PAN. Botó al PRI al cuarto sitio. Las pérdidas de MC ocurrieron en sus bastiones, Nuevo León, fracasando en el intento de retener la alcaldía de Monterrey y disminuyendo el número de diputados locales en el Congreso estatal, y Jalisco, donde retienen la gubernatura, operada por un acérrimo enemigo de Dante Delgado, el mandatario actual, Enrique Alfaro, pero perdiendo las dos senadurías y el control del Congreso de Jalisco, que será dominado por Morena. Como sea, Dante ni se jubila ni se agüita. MC creció 5 millones de votos. Ser esquirol pro AMLO funcionó… Santo berrinche en el clan Nahle. Maggie Santopietro es la ungida. Ni Tania Cruz, ni Sandra Collins, ni Eusebia Cortés, ni Lorena Martínez. Maggie, la de la licenciatura misteriosa, será la secretaria de Desarrollo Social del gobierno de Veracruz. El entripado es fantástico, máxime sabiendo que a las comadres les tiene purgado el hígado por los desplantes de Margarita Santopietro Peralta, sus arrebatos de poder, sus atrevidos arranques asumiendo que una directora de área está por encima, muy por encima, de una regidora como fueron los sabidos y conocidos sainetes con Sandra Collins Coronel en el ayuntamiento de Coatzacoalcos y donde la edil tenía –tiene– razón. La unge su madrina-comadre, la zacatecana Rocío Nahle. Maggie Santopietro navegó siempre como soplaba el viento. Es diputada federal suplente de Tania Cruz Santos. Y llega al gabinete morenista mientras Tania sigue esperando una señal. Supera a Eusebia Cortés, quien hizo méritos reventando al transporte público por órdenes de Nahle cuando su bandera era la lucha contra los gasolinazos y el Peje López Obrador ofrecía que con él la Premium y la Magna andarían costando 10 pesos promedio –ajá–. Tiene hueso asegurado la egresada de la universidad a distancia, no así Lorena Martínez, ni Mónica Robles, ni Gloria Sánchez, ni Carmen Medel, ni Esmeralda Mora. Esas comadres pueden esperar…